Alejandro Alonso Cabrera –Jany-

¿Su nombre?
Alejandro Alonso
¿Cuándo y cómo surgió su afición por la literatura?
Cuando me enseñaron a leer y a escribir. Se empieza por obligación y se acaba por devoción.
¿Le gustaría llegar a ser escritor profesional?
Si profesional significa que publicas, te compran y te leen, pues lo cierto es que no lo sé. Si profesional implica que llevas tiempo escribiendo, entonces, de algún modo todos somos profesionales.
Describa el ambiente que le suele rodear cuando se pone a escribir.
Mejor no, la inspiración puede llegar en muchos tipos de ambientes, y algunos, poco recomendables.
A la hora de escribir ¿Le atrae más el ensayo, la novela, el relato o la poesía?
¿Por qué poner limitaciones?
¿Y qué prefiere leer?
Aparte de las ofertas, pienso que se puede leer todo, desde un buen libro hasta uno malo, desde el relato más barato hasta el ripio más caro.
¿Cree que las palabras, habladas o escritas, influyen sobre el estado de ánimo de las personas?
Desde luego, no tienes más que abrir un periódico por cualquier página para alegrarte o enojarte.
¿Hay alguna obra que le haya afectado hasta el punto de cambiar su forma de ver la vida?
Cada acto es una forma nueva de enfocar la vida. Lo que puedas leer no es más que otro acto.
¿Piensa que la literatura puede modelar a la sociedad?
Sí, aún me acuerdo cuando hacía casas y carreteras con los libros.
Ud. ha participado en un proyecto literario dando continuidad a un relato inconcluso de E. A. Poe. ¿Le resultó difícil escribir un cuento partiendo de unos condicionantes de estilo, género, época, escenario, atmósfera… contando, además, con un protagonista ya caracterizado?
No, y en algunos casos hay quien casi hasta lo agradece. A algunas personas les atormenta la página en blanco, esto le favorecería, yo sin embargo escribo por impulsos, cuando me viene la inspiración; y si no viene, la busco o la llamo.
Amigos Escritores tiene previsto homenajear cada año a un escritor mediante la creación de cuentos o poemas inspirados en la obra de dicho autor. ¿A quién propondría para el año 2010?
Dudaría entre Alejandro Casona y Oscar Wilde.
¿Cómo valora la experiencia de ser un Amigo Escritor?
Fetén (palabra en desuso, pero curiosa).
¿A qué pregunta le hubiera gustado contestar que no haya surgido en esta entrevista?
¿A la hora de escribir, utiliza papel o el ordenador?
¿Y cuál sería su respuesta?
Notas en papel que luego se transcribirán al ordenador.
Por favor, regálenos como despedida una reflexión, un poema o un microrrelato. Si son suyos, mejor.
"El Dolor de la Batalla"
SOBRE MI MONTURA, UNAS VECES ROBADA, OTRAS PRESTADA, cabalgo solitario. La mente lejana, ocupada, en otra parte; la memoria perdida, distante, esperando ajena. La batalla por venir. Es el camino elegido, no querido, sin embargo necesario.
Se oyen sones de guerra, trotes de montura y ruidos extraños venidos de otra tierra. Son los preludios, los preparativos de lo que se avecina: La batalla.
Próxima está, la contienda se deja entrever, y ya no queda más remedio, no hay paso atrás, no puedo volver sobre mis huellas, el sendero, que hay delante de mí, me lleva ineludiblemente al corazón de la batalla.
Cual guerrero sufro, aunque en apariencia firme, leal, seguro, temo y, por eso, aprieto mis mandíbulas y esbozo gesto rudo. Ha comenzado la contienda.
Me lanzo impávido a galope, con todas mis fuerza me empeño en arremeter contra el enemigo. La furia corre por mis venas, la piel erizada, los puños apretados.
Miles de batallas he librado, y miles he de librar. De ellas salgo triunfante, de unas más, de otras tocado y dolido, pero, al fin y al cabo, de ellas victorioso.
El hedor que tras de mí dejo no es fácil de olvidar. La lucha tiene fin, pero la memoria no olvida; y, ese aroma, corrupto, que todo lo llena, todo lo invade, son restos de esta lid.
Los tambores suenan y el rugir del choque son, en ocasiones, esperados, ansiados.
Un dolor agudo aprieta en mi interior, es como un nudo que se revuelve y ahoga, una cadena que de mi cuelga, un estallido de dolor...
Hay veces en que quisiera ser tan sólo un mero espectador, cabalgar a cientos de kilómetros, o de lunas, sin lloros, sin desgarros, que el dolor se fuera, que la angustia muera.
La guerra no es un lujo, es algo a lo que, de por vida, estoy sometido. Juré hacerlo y de no ser así, penurias he de sufrir, o la muerte alcanzar.
La batalla se libra, cruel y violenta, y, por fin, mi enseña ondea rutilante en el horizonte. Entre blasones, banderas y pendones al fin desfilo.
Por último, un gran estruendo, los cielos se abren en anuncio del final, y la tormenta se desata dejando tras de sí un reino puro sin maldad.
Limpio de guerra mi cuerpo, ya en paz estoy, ya mi mundo calmado, mi interior sereno. Miro mis manos de lucha, están llenas de..., ¡son restos de batalla! En lo alto diviso claro manantial donde librar del mal mis armas de guerrear.
Sólo me queda esperar al próximo encuentro, esperar librarlo sin dolor, sin amarguras....
Al fin acabó todo, en orden, limpio y aseado, bajo la tapa, tiro de la cadena, cierro la puerta y apago la luz.
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